Climatización con luz ultravioleta + ventilación en tiempos del COVID

5/5 - (5 votos)

Con la vuelta a la «nueva normalidad», la apertura de los colegios y la necesidad de continuar la actividad económica han surgido multitud de estudios relacionados con la propagación del coronavirus por el aire en espacios cerrados. Las recomendaciones de la OMS y del Gobierno de España  se enfocan por un lado hacia la necesidad de realizar el máximo de actividades en el exterior y por otro en asegurar ventilación con aire renovado exterior tanto abriendo ventanas como con la climatización en espacios cerrados (Ver guía de recomendaciones de climatización y ventilación del Gobierno de España para prevención contra el coronavirus)

Ventilación en espacios cerrados, esencial para la lucha contra la propagación del coronavirus

Diversos estudios afirman que la posibilidad de contagio en espacios cerrados es hasta 20 veces superior que en el exterior si no se ventilan correctamente. Como la gran mayoría de actividades no se pueden realizar al aire libre, y en muchas ocasiones tampoco se pueden tener permanentemente abiertas las ventanas (o sencillamente se carece de ventilación natural), es importantísimo disponer de equipos de climatización o purificadores de aire que renueven el aire del exterior y/o desinfecten el aire ya existente en ese espacio.

Una de las tecnologías más utilizadas para desinfectar el aire que lleva años utilizándose en clínicas, hospitales, y en el transporte público, es la desinfección con luz ultravioleta. No hablamos de las lámparas para desinfectar superficies, hablamos de luz ultravioleta para desinfectar el aire.

Podemos diferenciar dos tipos de instalaciones con tecnología ultravioleta para desinfectar el aire de virus y bacterias:

  • Instalación de luz ultravioleta en los conductos de climatización y/o aire acondicionado. Es una instalación para la que se requiere a un profesional en instalaciones de climatización. Resumiéndolo mucho, consiste en incorporar lámparas de luz ultravioleta en el interior de los conductos, la luz ultravioleta mata los gérmenes que pasan cerca de ella. La potencia y dimensionamiento de las luces a instalar es un punto importante para asegurarnos de que el proceso de desinfección va a ser efectivo. Es un sistema totalmente seguro para las personas que se encuentren en el interior del edificio, la radiación ultravioleta está dentro de los conductos y nunca entrará en contacto con las personas. Es importante asegurarnos de que la instalación se realiza con lámparas que cumplan con todos los estándares de seguridad y marcado CE y efectuar su mantenimiento y reposición ya que al igual que cualquier otra bombilla tienen un tiempo de vida.
  • Purificadores de aire con ventilación forzada. Son unidades autónomas que se pueden instalar en cualquier estancia, algunos son portátiles y suelen utilizar diferentes tecnologías para la depuración. Cuando en la estancia en la que nos encontremos haya mucho polvo o se quiera efectuar una eliminación del polen de plantas, los purificadores deben incorporar un filtro HEPA, sin embargo en entornos de oficina, museos, hospitales, y otros entornos en los que el aire está limpio de polvo, es suficiente con purificadores de aire ultravioleta (más sencillos de mantener). En relación al Sars-Cov-2 causante de la Covid-19, los purificadores con luz ultravioleta eliminan una gran cantidad del virus que se pueda encontrar en el aire, el filtro HEPA ayuda para eliminar impurezas del aire como el polvo y el polen pero la tecnología que se ha probado más eficaz para la eliminación del virus en el aire es el empleo de lámparas ultravioleta con suficiente potencia en el interior del purificador.

¿Qué es la luz UV y cómo funciona?

Todos estamos acostumbrados a recibir radiación ultravioleta en nuestros cuerpos. Esto se debe a que es emitida por el sol y a que, en mayor o menor medida, tiene la capacidad de traspasar la atmósfera y de llegar a la superficie de la Tierra.

En concreto, cuando hablamos de luz ultravioleta, hacemos referencia a una radiación electromagnética con una longitud de onda comprendida entre los 10 nm y los 400 nm. Ahora bien, dentro de ese amplio espectro, puede ser:

  • UVA. O luz ultravioleta de onda larga. Tiene entre 400 y 315 nm y es la menos nociva por su baja intensidad. También es la responsable de que nuestra piel se ponga morena debido a que estimula la producción de melamina.
  • UVB. O luz ultravioleta de onda media. Tiene la capacidad de penetrar la piel hasta sus capas más profundas, de provocar quemaduras y, en casos extremos, de modificar la estructura molecular de las células y de desencadenar la formación de cánceres cutáneos. Se produce en un espectro de entre 315 y 280 nm.
  • UVC. O luz ultravioleta de onda corta. La más intensa y perjudicial. Posee un espectro de 280- 100 nm y sus fotones presentan unos valores de energía muy altos. Afortunadamente, la capa de ozono la retiene para que no llegue a la superficie del planeta. Eso es básico para que exista la vida.

La radiación ultravioleta es invisible para el ojo humano ya que este solo es capaz de detectar luz con una longitud de onda de entre 400 y 780 nm. En cualquier caso, la realmente interesante por su efecto germicida en las lámparas UV es la de tipo C.

El funcionamiento de una lámpara ultravioleta UV-C es muy sencillo. En concreto, ese dispositivo emite luz con una longitud de onda de entre 200 y 290 nm, aproximadamente. En ese espectro, la radiación es extremadamente potente. Y, si sería capaz de dañar irreversiblemente la piel o los ojos de un ser humano, imagínate la estructura molecular de un virus como el SARS-CoV-2 o de un microorganismo.

La luz ultravioleta UV-C es capaz de penetrar las capas externas de protección de las partículas de virus y gérmenes. Una vez dentro, ataca directamente sus estructuras moleculares y sus cadenas de ARN, lo que las desactiva inmediatamente.

Para que te hagas una idea, en solo 25 segundos una lámpara ultravioleta puede acabar con el 99,99 % de los agentes perjudiciales para la salud presentes en el ambiente. Y no solo en el aire, sino también en el agua o en cualquier otro tipo de superficie inanimada.

La utilización de las lámparas germicidas de luz ultravioleta

Como es obvio, el uso de una lámpara de luz ultravioleta tipo C conlleva una serie de riesgos que conviene controlar. Al fin y al cabo, emiten una radiación electromagnética capaz de provocar quemaduras en pocos segundos similares a las sufridas tras varias horas de exposición a la radiación UVB. Ese es el motivo por el que siempre debe ser utilizada en ambientes vacíos, es decir, en los que no hay personas ni animales transitando.

Generalmente, las lámparas ultravioletas UV-C se fabrican a partir de vapor de mercurio o antimonio y se colocan en lugares en los que su luz no puede llegar a las personas. Este es el caso, por ejemplo, de los conductos de ventilación y aire acondicionado de las viviendas y de los locales comerciales. En ese lugar, la radiación UV se encarga de matar los gérmenes y de expulsar aire totalmente limpio.

Pero no solo eso. Las lámparas ultravioleta también están presentes en las depuradoras de agua. En este líquido fundamental para la vida pueden sobrevivir multitud de agentes patógenos, por lo que es necesario tratarla adecuadamente antes de su consumo por parte del ser humano y de los animales.

Otro buen ejemplo sería el de los quirófanos de los hospitales. Muchos de ellos cuentan con una lámpara de luz ultravioleta tipo C en el techo que se activa en los momentos previos y posteriores a realizar una intervención quirúrgica. De este modo, pueden garantizar un ambiente limpio e higiénico en el que realizar la operación.

Incluso existen empresas que disponen de cajas especiales para desinfectar teléfonos móviles, carteras y otros tipos de utensilios que solemos usar en nuestra vida diaria y que, como indica la OMS, también pueden ser fuentes de contagio de la COVID-19 y otras muchas enfermedades.

Las lámparas UV, herramientas clave para la desinfección de los espacios

Siempre que se tomen las precauciones y medidas de seguridad adecuadas, el uso de las lámparas germicidas de luz ultravioleta es totalmente seguro. Incluso cuando hablamos de modelos portátiles que deben ser manejados por un operario profesional.

Eso sí, puesto que no se pueden usar directamente sobre la piel de los seres humanos ni de ningún otro ser vivo, debe considerarse como un complemento para el resto de medidas de prevención de los contagios. Hablamos, como habrás imaginado, de la higiene de manos mediante gel hidroalcohólico, del uso de la mascarilla y de guantes o de evitar tocarnos la cara con las manos.

En definitiva, el desarrollo de las lámparas de luz ultravioleta ha conseguido llevar la lucha contra los gérmenes, microorganismos y virus a otro nivel. Sin duda, una herramienta indispensable para salir victoriosos de la lucha contra el SARS-CoV-2 y frente al resto de patógenos que nos rodean.